viernes, 4 de septiembre de 2009

viernes, 21 de agosto de 2009

martes, 30 de junio de 2009

LOS ORÍGENES DE LA REAL Y PONTIFICIA UNIVERSIDAD DE MÉXICO






Treita años después de la conquista de Tenochtitlán se erigía la primera universidad del continente americano en la capital de la Nueva España, aunque el traslape de una institución tan respetada como era esta no parecía necesaria ni urgente desde el punto de vista práctico. Al final de la época virreinal la universidad mexicana era un organismo con personalidad propia, con graves defectos, pero con importantes aciertos, por haber servido a las exigencias del gobierno y de gran parte de la sociedad y de haber sido fiel conservadora de tradiciones, conocimientos e ideas.
La influencia de la universidad en la vida colonial no podría medirse por el números de estudiantes, su proyección se realizo por medio de los eclesiásticos, que salidos de sus aulas, se dedicaban a sus ministerios. El prestigio intelectual siempre fua reconocido por la sociedad novohispana, siendo recompensado con honores y privilegios, pero cuando finalizo la época colonial se acumularon acusaciones contra de las escuelas, pero para entonces ya había cumplido su cometido como orientadoras de la sociedad y formadoras de los grupos dirigentes.
La universidad española del siglo XVI, como parte de la vida intelectual de la cristiandad, tenía una apegada tradición mediaval, pero al mismo tiempo recibía un nuevo aliento de vitalidad, inspiradas en las reformas del Renacimiento. Las scuelas catedralicias, apartir del siglo X, inicieron su actividad como centros de enseñanza, asimismo la iglesia alcanzó su momento de mayor infucencia en el campo diplomático. Los estudios generales, fuandados y alentados por los monarcas, se llamaron también escuelas reales y sirvieron como centros de formación de funcionarios.
La conseción de privilegios pontificios y reales a maestros y estudiantes, la organización de estos gremios y confradías, su instalación definitiva en algunas ciudades y cierta sitematización en los temas y materias de estudio contribuyeron a la progresiva institucionalización del saber. Ya en el siglo XIV comenzó a emplearse el término universidad para desiganar a las comunidades de maestros y alumnos. La falta de un programa definido limitó la dirección metodológica a la adopción del viejo equema de las artes liberales, todo el saber conocido debía agruparse en dos grandes ramas: el trivium (gramática, retórica y lógica y dialéctica) y el quadrivium (arimética, geometría, música y astronimía),no obstante la grámatica, es decir el latín, debía ocupar el primer escalón del aprendizaje.
La culminación de los estudios eran las facultades mayores, Teología, Derecho y más tarde Medicina, aunque le máximo galardón ra a ptención de un grado académico, de bachiller o maestro; a finales de la Edad Media se consideraba normal un periodo de ocho o diez años de estudio en la universidad. Este panorama de estudios: variado, desordenado, creativo y en trance de desarrollo, recibío influencias decisivas a lo largo del siglo XVI, siendo la universidad de Salamanca una de las más destacadas en la península ibérica; por su parte los monarcas españoles crearon su propia iniciativa de escuela llamandole reales.
En su organización interna y régimen administrativo las universidades hispanicas sigieron el modelo de la Bolonia, en el sistema de estudios se adoptó pronto el modus parisiensis, por su parte las constituciones que se conocieron y se aplicaron en las universidades americanas fueron las que en ese momento estavan vigentes en la salamantina. Si bien es cierto que hasta el siglo XV la educación universitaria se concebía como erudicción exclusiva de minorías, los esfuerzos por poner la cultura al alcance de la mayoría de fueron nuevos métodos de estudio modificaron los reglamentos de los colegios y universidades y contribuyeron a consolidar la tradición literaria-teológica-humanista.


Mientras la universidad medieval aspiraba a dirigir a los estudios en el camino de la verdad y no desdeñaba en conocimiento de nuevos temas o nuevos autores, la postridentica defendio el único saber verdadero que se concentraba en la fé católica y era inmutable y eterna. La universidad de México fue la unica que desde su origen se mantuvo al margen de intromisiones de los religiosos y guardó celosamente su autonimía. Por otra parte el esquema de población novohispana se complicó aceleradamente a lo largo del siglo XVI, asimismo una nueva sociedad requería nuevas instituciones y para lograr la adaptación de los individuos que la componían se pensó en proporcionarles la educción adecuada, siendo la primer forma de educación la evangelización.
Existía en esa época las llamadas cuatro ordenes regulares autorizadas en la Nueva España, siendo estos los franciscanos, predicadores, orden de San Agustín y de la Merced, la más estrechamente ligada con la vida universitaria era la de Santo Domingo. La universida era considerada como un elemento integrador capaz de lograr el ideal de la unión dentro del marco ideológico de la cristiandad. Por otro lado cuando el obispo fray Juan de Zumárraga gestionó la intruducciónde la imprenta, envió libros destinados a las bibliotecas del convento de San Francisco y de la catedral, y designó a un maestro de grámatica. Ya en 1539 recomendó que se iniciase la construcción de un edificio idóneo y designó al primer catedrático, que sería el arcediano Juan Negrete por ordenes de virrey.
Todavía regía en España y América el principio de apertura hacia el mundo indígena y por ello la universidad se abrió a españoles a naturales de la tierra. Por otra parte en la ciudad de Toro, el día 21 de septiembre de 1551, el príncipe regente firmó tres docuemntos complementarios: una real cédula dirigida a los oficiales de la Real Haciena para que hicieran efectiva la donación anual que se destinara al sostenimiento de los estudios; otra destinada al virrey don Luis de Vasco, ordenándole la erección formal de las escuelas: y una provisión por la que expone las razones que le han impulsado a aprobar la fundación.
Por otro lado, la organización social y económica de la Nueva España había cambiado notablemente en los años trascurridos entre 1525 y 1553 cuando se iniciaron las clases. El modelo de estudios solicitado era, sin duda, el medieval, universal por la amplitud y variedad de los estudios, no obstante los estudios habrían de someterse a los intereses del Estado. El 25 de enero de 1553 se celebró la solemne ceremonia de apertura a las escuelas reales, presidiendo el cortejo el virrey Luis de Velasco.
En definitiva, sin perder de vista el ideal humano criollo era diferente del que prevalecía en la península. El número de alumnos, su origen y procedencia y la utilidad final que sacarían de los estudios son aspectos cuantificables que pueden explicar la diversidad dentro de la homogeneidad de las universidades hispánicas.

LAS ESCUELAS DE PRIMERAS LETRAS



Este texto nos hace una introducción a las distintas etapas que fueron tomando las primeras escuelas en la época colonial, teniendo como partida al humanismo clásico renacentista que evoco las primeras novedades a la Nueva España, imponiendo un estilo medieval y prerreformista, ejemplos de esto son el colegio de Tlatelolco, el de San Nicolás de Pátzcuaro y la Real Universidad con su notable evolución. Por otro lado, en los restantes dos siglos de la vida colonial, no exístio en la Nueva España un sistema organizado de instrucción, persitió el individualismo y el desorden.
El primer paso que dio origen a la instrucción, fue la evangelización de los aborígenes, poco tiempo después, cuando quedo descuidada la educación indígena, se solicitaron instituciones que asegurasen a los criollos el acceso a los estudios superiores, quedando bajo la responsabilidad compartida de los profesores universitarios, los particulares y los claustros de las órdenes regulares. Ahora bien lo que se conoce hoy como instrucción primaria, se conocía generalmente como primeras letras, y sus maestros los eran del nobilisimo arte de leer y escribir; era habitual que los cursos impartidos en las instituciones religiosas se orientasen hacia la enseñanza del latín, por otra parte también hubo profesores de gramática, lectura y escritura.
La Real Universidad ofrecía cursos de latín para niños de corta edad, a la vez que las facultades superiores como Cánones o Teología y las facultades menores que constituían la carrera de Artes. Uno de los primeros centros destinados a la enseñanza fue el colegio de San Pablo, asimismo en una comunidad de San Sebastián Atlacualco hubo una pequeña escuela, en la que se enseñaba a los niños indios del barrio. Nada se menciona en los documentos sobre la enseñanza del castellano, pero cabe suponer que la lectura y la escritura se impartiesen ya en la lengua de los conquistadores. Por otro lado dos conventos agustinos abrieron sendos colegios para jóvenes criollos: el de San José de Gracia, en Guadalajara y el de San Luis Potosí. Más tarde se creo otro colegio, este destinado a la formación de saserdotes llamado San Nicolás en la ciudad de Pátzcuaro.
En 1543 el monarca Carlos I dio por sentado que los estudios serían similares para unos y otros: “donde los hijos de los españoles,legítimos y mestizos, como algunos indios por ser lenguas y por que puedan mejorar aprovechar con ellos, deprendan gramática y, juntamente con ella, los indios hablen nuestra lengua castellana”. En este caso y por razones prácticas, la enseñanza de las primeras letras se combinaba con los estudios superiores propios del estado eclesiástico.
Las órdenes mendicales por su parte, establecieron escuelas en algunos de sus conventos, en ciudades pequeñas donde no había maestros particulares. Caso distinto fue Guadalajara y Puebla que tuvieron sendos colegios de infantes, para los acólitos empleados en el servicio de la catedral, cabe destacar que el de Guadalajara exigía la presentación de certificados de legitimidad y limpieza de sangre, siendo los sacristanes maestros de lectura, escritura y canto.
Con el fin de reforzar la disciplina, según el reglamento planeado por Palafox, se sometió a lo pequeños al régimen de internado, siendo la fundación de colegio de infantes de la catedral de México mucho más tarde, iniciando en el año de 1726 con el nombre de colegio de la Asunción, por su lado algunas parroquias de la capital sostuvieron temporalmente escuelas gratuitas, en las que la enseñanza del catecismo se complementaba con la lectura y escritura, siendo la escuela de los bethlemitas la que funciono con ese carácter por largo tiempo. Aparte de las oportunidades de instrucción bastante reducidas, quedaba al alcanse de bastantes familias la opción de llevar a sus hijos a las escuelas privadas, menos las comunidades indígenas, recibiendo así en las ciudades españolas a niños varones de 3 a 7 años y niñas entre los 3 y los 12.
Una vez establecidas las primeras familias españolas en la Nueva España surgió la necesidad de dar educación a sus vástagos, esta necesidad se fue cubriendo con los nuevos inmigrantes, entre los que llegaron clérigos seculares, bachilleres sin ocupación determinada y maetros de primeras letras, más o menos capacitados.Para quienes habían ejercido el magisterio en Castilla, eran bien conocidas las ordenanzas y privilegios que reglamentaban su trabajo, por estas razones para muchos fué fácil inprovisar una profesión, por estas causas tuvieron que intervenir los cabildos para evitar abusos y proteger a los alumnos, es así como en 1557 el ayuntamiento de México fue organismo encargado de cobrar las fianzas y expedir las oportunas licencias.
Pero la distuntiva aumentaba, ya que cada vez más acrecentaba el número de escuelas y menudeaban los conflictos por incumplimiento de contratos, en consecuencia, las ordenanzas establecieron que los aspirantes a maestros tendrian que pasar un examen ante el tribunal designado para tal fin por el Real Consejo de Castilla, además de acreditar el limpio linaje antes de obtener su licencia, además los ayuntamientod debían asignar veedores, que realizaran periódicamente visitas de inspección. Tiempo después decretaron la ordenanza donde los mulatos, mestizos e indios no debían tener derecho ni siquiera a presentar examen.
Existía por otra parte las llamadas migas o amigas, que se les designaba indistintamente a las señoras que educaban niñas y a los estableciemientos en que las recibían, su tarea más precisa era enseñar catecismo y buenos modales; pero las oredenanzas de 1601 llegaron también hasta ellas, decretando que se les prohibía la enseñanza de los varones por pequeños que fueran, ya que imaginaban amenazas a la virtud de los pequeños, quienes mencionaban que podían sufrir tentaciones contra la castidad ante la perturbadora presencia de sus comañeritas del sexo opuesto.
Todo esto marca una importante inquietud por la instrucción, pero a su vez una reacción conservadora que ignoraba el valor del conociemiento que impedía a las mujeres la aproximación a los estudios, aunque por el año de 1736 se iniciaron los vascos, agrupados en la Cofradia de Aránzazu, la larga pugna por establecer un colegio femenino libre de intromisiones del clero.
Estas apariciones de diversas formas de intrucción muetran el inicio de la educación en los primeros siglos de la colonia, escalando peldaños, aunque muchos fueron los desaciertos, irregularidades e injusticias hacia los más marginados, existío mucha inequidad para la educación de las mujeres; en cuanto a los mestizos, indios y negros se les nego paulativamente el derecho a una mejor educación y el ejercicio de la profesión.